Desde que llegamos esta semana a Torrevieja, Alejando había encontrado una nueva diversión: con una pelota y los maceteros de la pared se había inventado su propia cancha de baloncesto.
El tio se lo ha tomado muy en serio y al segundo o tercer día ya las metía casi todas así que decidimos ponerselo un poco más "profesional".
Ayer por la tarde le compramos una mini-canasta y hoy se la hemos colocado. Después, por la mañana, también le hemos buscado un balón de basket reglametnario, pero para niños (2 euros en el Carrefour). El problema es que con ese balón le es más dificil encestar: es más pesado y hace bastante daño cuando le da en la cara (ya le ha pasado un par de veces), así que ha seguido con su balón de plástico.
De vez en cuando coge el "bueno" y practica el bote mientras está andando. Ya se le da bastante bien.
Hay que reconocer que lo de tirar a canasta es como comer pipas, una vez que empiezas no hay quien lo deje.