Esta tarde en la piscina Laura ha puesto su granito de arena para que Alex reciba otra visita del ratoncito Pérez. Mientras jugaban en el agua le ha dado una patada en la boca con tan buena puntería que le ha acertado en el diente que tenía flojo.
Se le ha quedado colgando de un hilillo y, a partir de ahí, Alex ha empezado a hablar despacio, comer despacio (como siempre) y a no abrir la boca más de medio centímetro.
Al final hemos tenido que pegarle un tironcillo para que terminara de soltarse. Como es un poco quejica, ha costado un buen rato convencerle para que se dejara tocar la boca.
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